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Una práctica habitual de quien pierde su puesto de trabajo una vez superado el “duelo”, y con el fin de reubicarse lo más rápidamente en el mercado de trabajo, es ir a hablar con amigos, los cuales les dan consejos bienintencionados que han oído en charlas o les comentan lo que ellos hicieron, como si todos los casos de pérdida de trabajo fueran iguales.
Uno de los consejos que suelen seguir estas personas es la de ir visitar a los llamados head hunters pues, creen que ellos sí tienen acceso a puestos de trabajo buenos. Incluso algún amigo le ha podido pasar un listado de estos profesionales. Y creen que si se dan a conocer personalmente ello tiene más fuerza y les recordarán más.
Ello no deja de ser cierto, pero olvidan que un head hunter no tiene por ocupación principal la de recibir a candidatos que no esperan. Probablemente les reciban por cortesía, o porque alguien les pide que lo haga, pero aparte de escucharle y de repasar su CV rápidamente, no podrán hacer demasiado si no tienen en este momento un cliente que le pide un candidato que encaje con la persona que tiene delante. Es decir, tiene poca eficacia.
Otra cosa importante es cómo se redacta el CV y qué empresas o que posiciones ha ocupado la persona. Si son empresas conocidas, con solidez y las posiciones han sido escalonadas y sin espacios en blanco, las posibilidades de éxito son mayores, siempre que el CV se envíe tras una propuesta clara de selección de un head hunter.
Y eso sí, si le interesamos nos llamará constantemente y hay que saber superar estas entrevistas, pues el head hunter vive de que su cliente tenga dudas a la hora de decidir con qué candidato se queda. Cuando el cliente se decide por otra persona, es difícil que el consultor haga caso, salvo honrosas excepciones, a nuestras llamadas, pues siempre estará reunido o estará hablando por otra línea telefónica.
Lo que hay que hacer en los casos de pérdida de un trabajo es en primer lugar, no “quemar” contactos a los que no se sabe muy bien qué decir, y planificar bien la búsqueda de un proyecto atractivo. Dicha planificación se puede hacer sólo o pedir ayuda a un consultor de carreras profesionales que no sólo orienta, sino que acompaña en la transición profesional, con éxito asegurado. Es el profesional idóneo en estos casos, pues es independiente y sus conclusiones no se basan en la inspiración, sino en argumentos bien fundados y sólidos que dan una idea clara al cliente de cuál es su valor profesional en el mercado y a qué puede aspirar.
Una vez ello queda claro, ayuda a hacer un CV profesional que sí será leído por los head hunters y le pueden llamar porque puede ser un eventual buen candidato. La planificación bien hecha siempre tiene buenos resultados.