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Networking: Tú ya me conoces… si sabes de algo…
Precisamente así es como muchas personas inician su labor de gestión de la red de contactos (networking). Y ¡todos pensamos que sabemos hacer networking y que lo hacemos bien!
Infaliblemente, la respuesta al interpelado a la pregunta del título de este artículo es: “Tranquilo, si sé de algo te lo haré saber…”. Esta forma de hacer networking es penosa y cutre. Porque el “algo” no se sabe qué es. Podemos tener una idea de una persona en un aspecto profesional, pero quizá desconocemos si es fiable, responsable, competente o si por el contrario es un auténtico “zoquete”.
Y es lógico que si sabemos de un cargo de conductor de autobuses escolares que queda libre y lo comunicamos a un economista nos considerará unos ineptos. Pero el cargo de conductor de autobuses escolares puede responderá ese “algo”, ¿por qué tengo que imaginar yo lo que el “algo” significa? ¡Si quizá el salario del conductor de autobuses es superior al del economista y con mejor horario! Total que hacemos un favor y la otra persona se enfada porque casi les estás insultando.
Por tanto, lo del networking es más serio de lo que parece. Si nuestra manera de contactar es la del título y vamos diciendo a todos nuestros amigos y contactos lo mismo, lo que conseguimos es la frustración. Y si llamamos por teléfono una segunda vez, a la persona contactada le queda una sensación de sudor frío (¡qué le digo!, u ¿otra vez este pesado?).
Lo que sí es cierto es que el networking bien hecho es la mejor manera de conseguir oportunidades. Pero sin duda hay que hacer una labor seria y precisa. Segmentación de mercado: compañeros de estudios, de universidad, de trabajo que ya no estén en la misma empresa, compañeros de “mili”, padres de compañeros de vuestros hijos del “cole” y aprovechar las “bodas, bautizos y banquetes” para conocer gente nueva. Es importante llevar siempre tarjetas.
Una vez segmentado el público objetivo hay que clasificarlo. Un criterio sería:
· “Cálidos” (aquellos de los que podemos abusar sin que se enfaden).
· “Puente” (los que nos trasladan a otra área de conocimiento que desconocemos).
· “Profesionales” (aquellos con los que hemos tenido una relación profesional y un poco personal).
· “Ocasionales” (son los conocidos o saludados, simplemente).
· “Tóxicos” (aquellos que hay que evitar a toda costa, pues te van a perjudicar).
Una vez clasificados, tenemos que elaborar un mensaje con contenido interesante. Un mensaje con el que no hagamos el ridículo ni demos pena. El mensaje es el aspecto en que todo el mundo falla. ¡No se trata de descargar en el otro la obligación de ayudarnos a encontrar un trabajo!, porque el otro no hará nada por nosotros. ¡Somos nosotros los que nos tenemos que poner las pilas!
Y ello implica ir a tomar cafés con gente, comidas y conferencias que tenemos que aprovechar. Y cada persona debe sentirse cómodo con el mensaje. Es un traje a medida no un mensaje standard. Implica, además, ir bien informado de dónde trabaja nuestro contacto, tipo de personas que trabajan en la empresa, y dar sensación profesional, no de mendigo de favores.
Tenemos que pensar que las empresas antes de llamar a una empresa de selección hacen uso del networking para identificar a candidatos.