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Nos acercamos a unas fechas muy bonitas y entrañables. Las Navidades no son vacaciones muy largas, pero quien más quien menos hará unos días de descanso en familia.
Y volvemos a reunirnos con personas que quizá hace un tiempo que no vemos y aprovechamos para ponernos al día. Dejando de lado comentarios amables sobre los hijos y lo altos que están y otras banalidades, inevitablemente en el segundo plato de la gran comilona se toca el tema laboral. Y aquí las miserias de muchos se olvidan y se magnifican los logros y lo bien que les va a todos. Y uno, que tiene el trabajo que tiene, puede caer en un estado de baja autoestima, enojo o incluso envidia.
Y nace el dilema: ¿Cómo es que a todos les va bien y a mí me va mal? Estoy en la peor empresa del mundo. Si a mi cuñado, con un chiringuito, le va mejor que a mí. O si, mi cuñada, que no pasó del bachillerato está “montada en el dólar”, mientras que yo, que tengo un MBA tengo un sueldo justito.
Lo cierto es que mucha gente tiende a magnificar algunos aspectos de su vida, y muy especialmente temas como el trabajo, el coche que se ha comprado (aunque esté pagándolo a plazos durante 5 años) o el viaje que han hecho a las Islas Fidji (que también está pagando a plazos). ¡No os dejéis engañar!
Una vez pasado el efecto demoledor de los comentarios de los parientes y una vez comida una buena dosis de turrón balsámico, nos calmamos y vemos que no estaría mal dedicar estos días de descanso a hacer un breve estudio de nuestra situación y de por qué tenemos estos sentimientos no muy benignos.
Y vemos que mucha gente hace cambios de trabajo. No es una tarea imposible. Y no es que tengan suerte. Es que “se lo trabajan”. Lo planifican, hacen un CV profesional, conocen sus carencias, tienen una buena agenda de contactos atesorada con el tiempo y que han cuidado, se preparan y siguen un plan de acción a rajatabla muy elaborado. Es lo que se llama el cambio de trabajo científico.
Ante la pereza, el desánimo, la poca preparación, y el despiste, el Consultor de Carreras Profesionales hace todo esto para sus clientes y le prepara para el cambio de trabajo. Y no con falsas palabras como “tranquilo,…. Es una mala racha”. Traza un plan de acción muy estudiado, para cada cliente y lo ejecuta de manera perseverante y contumaz. El resultado no es otro que conseguir el cambio profesional, de trabajo o de empresa.
Por tanto, el consultor de carreras es capaz de ayudar a conseguir el cambio. Hay esperanzas reales para todos los que pueden estar mal en sus puestos de trabajo. La primera visita es gratuita y los resultados espectaculares. Todo está muy guiado y los resultados empiezan a verse desde el principio.
Por tanto, cierro el año con mis comentarios que espero que os agraden y no puedo dejar de desearos a todos Feliz Navidad y unas muy buenas fiestas.