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Esta afirmación es habitual en tertulias y en ocasiones todo parece indicar que es cierta. Pero, por el contrario, se dice que las personas están a su máximo rendimiento hacia los 50 años.
¿Por qué existe, pues, esta sensación? Porque persiste de manera contumaz un paradigma en cuanto a las carreras profesionales: el de “empleado para toda la vida”. Es decir, cuanto más joven sea el candidato elegido más tiempo podrá estar en la empresa.
Es la clásica miopía de muchas empresas de selección, de reclutadores y aún más de los mismos decisores en las empresas. Con todo ello no se tiene en cuenta que el candidato elegido, sin duda no se jubilará en la misma empresa.
Si es trabajador y ha conseguido logros, en un plazo de tiempo más o menos cercano escuchará cantos de sirena y si le surge una buena oportunidad para mejorar en su carrera profesional, se irá. Y vuelta a empezar con todo el engorroso sistema: prospección en el mercado, reclutamiento, selección, entrevistas, etc.
Otro aspecto de la miopía consiste en considerar a una persona despedida como un “mal trabajador”. Ver las cosas de este modo es de una torpeza preocupante. Sabido es que para que una persona esté bien en una empresa hacen falta como mínimo y con matices tres (3) elementos:
¡Cuántas personas de valor dejan empresas por la carencia de una de estas tres “patas”! El proceso subsiguiente es que los que dejan la empresa son precisamente aquellos trabajadores con posibilidades reales de encajar en otra empresa que cuide estos aspectos. Y normalmente, si están bien asesorados, los encuentran. Los que se quedan aceptando el statu quo de esta situación no tienen por qué ser malos trabajadores, pero tampoco precisamente buenos. El problema es que se burocratizan y su valor de mercado en caso de despido a los 50 años es muy bajo o negativo. Y este factor es el que supone un freno a encontrar nuevas oportunidades profesionales: porque ellos mismos se auto descartan y ellos mismos se presentan como “fracasados” y esto se nota inmediatamente, especialmente si la persona ha estado tan solo en una sola empresa durante mucho tiempo.
Para estas personas es muy adecuado un proceso de “Coaching”, para aumentar su autoestima personal y mucho más, una vez la haya recuperado, un servicio de transición de carrera profesional.
Recasens&Ros es experto en este tipo de transiciones, pues proporciona este servicio con asociados externos y ha conseguido sacar a flote personas que ellas mismas se consideraban “incolocables”.