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La manera de buscar y encontrar trabajo hoy en día difiere mucho de hace un tiempo. Y muchas personas que han perdido el trabajo o esperan cambiar de trabajo siguen estancándose en el clásico “dar voces” y “mandar muchos CV”. Normalmente son consejos de amigos bien intencionados pero que no tienen ni idea de cómo van estos temas actualmente.
Evidentemente, el hecho de que aparezca un puesto de trabajo es aleatorio. No sabemos de antemano cuándo se va a crear una posición en una empresa. Pero nuestra obligación es estar preparado para cuando aparezca.
Y siendo claro que algunas personas tienen más facilidad o conocimientos en unas áreas que en otras, siempre empiezan por hacer un CV basado en funciones, demostrando que “saben mucho” y la gran experiencia que tienen. Algunas personas no han hecho nunca un CV y no saben por dónde empezar. Lo que queda claro es que esta es la primera fase de un proceso de búsqueda. Perseverar en la experiencia en temas técnicos es un error de principiante. Hoy en día las nuevas generaciones aprenden los temas técnicos a una velocidad vertiginosa, hablan más y mejor idiomas y están dispuestos a viajar el doble y a ganar la mitad. Es un error garrafal y de mucho calibre empezar mal. Genera una gran frustración y la autoestima baja en picado.
Lo que hay que tener claro es que tras un tiempo de experiencia, conseguiremos nuestros futuros trabajos por competencias. Y las competencias, aunque sea un concepto muy “manoseado”, no es más que un comportamiento, una actitud, unos conocimientos y una aptitud que permiten ser exitoso en una posición concreta. Por lo tanto, los conocimientos son sólo una de las” cuatro patas” del concepto competencia. La gracia es que las competencias son trasladables a otros proyectos: es decir, el que tiene dotes de líder, las tendrá siempre. Esto es lo que permite hacer un cambio de sector y a veces de posición: las competencias demostrables.
¿Demostrables? Evidentemente, hay un baremo para medir cuán competentes somos: los logros profesionales, es decir, lo que nos destaca de los demás. La persona que sigue haciendo un CV fijándose únicamente en funciones está condenado al fracaso.
Por ello, en la medida en que seamos conscientes de nuestras competencias y nuestros logros, y lo sepamos reflejar en un CV, y posteriormente verbalizarlo, ello nos abrirá a nuevas perspectivas laborales.
Y ahí es donde incide el consultor de carreras: asesorará al cliente en si debe proseguir en una organización, dar el cambio o iniciar un proyecto propio, basado en temas objetivos y no de buena voluntad. Cada una de las posibilidades se estudian pormenorizadamente y el cliente sale plenamente convencido de lo que sabe y debe hacer. Por tanto, es lógico que el consultor de carrera acelere el proceso de incorporación en una organización, pues la parte interna del proceso la hace con el cliente. A partir de ahí, la salida al mercado de trabajo es mucho más franca y abierta.